Cabecera: Abonos minerales: Abonos de fondo y cobertera
Subcapítulo: Simples: Potasio, como K2O
Nota: Potasio » Es uno de los elementos esenciales mayores, es decir, que en mayor cantidad se encuentran en las plantas. Su esencialidad no se basa en que directamente forme parte de moléculas que pudiéramos llamar esenciales sino, más bien, porque su presencia regula fenómenos o procesos vitales tales como: economía del agua, metabolismo de glúcidos y proteínas, etc. En este sentido, incide en la absorción vía radicular y foliar, en la apertura y cierre de estomas y resistencia de las plantas a la salinidad, sequía y frío. Regula la turgencia celular, es decir, pone a punto el sistema en el que han de producirse las reacciones vitales, algunas de las cuales, parece ser, cataliza.
La presencia de potasio en cantidades adecuadas facilita la formación de órganos ricos en agua y azúcares; tales como raíces, tubérculos y frutos y favorece la consistencia de tallos y brotes (síntesis de celulosa y lignina) dificultando el encamado. Se consideran cultivos muy exigentes en potasio: alfalfa, caña de azúcar, cebolla, coliflor, maíz, patata, remolacha, tabaco, tomate, trébol y zanahoria; se consideran poco exigentes: ajo, almendro, avena, cebada, cacahuete, castaño, centeno, garbanzo, manzano y trigo.
El potasio es móvil en la planta; por lo que, su deficiencia se manifiesta en las hojas viejas (sequía del ápice y bordes, pardeado de las hojas de la vid, etc.); pero, cuando esto ocurre, la deficiencia es grave. Con anterioridad trascurre un periodo de subcarencia, sin síntomas, pero con notable disminución de la cantidad y calidad de los frutos.
El potasio puede encontrarse en el suelo en tres formas: formas minerales insolubles en agua y muy estables: o no es utilizable por las plantas o lo es a muy largo plazo; en forma insoluble pero más o menos movilizable por la actividad de los microorganismos del suelo o por la acción de abonos tales como superfosfato de cal, sulfato amónico o enmiendas como la cal: resulta aprovechable por las plantas a corto plazo; y en forma soluble: directamente asimilable.
Dado que el potasio es bien retenido por los coloides del suelo, salvo en suelos arenosos o limoarenosos, no deben temerse pérdidas por lixiviación y, por tanto, es aconsejable que los abonos que lo contienen se distribuyan con anterioridad a la siembra. En cultivos herbáceos, aplicar un mes antes de la siembra; en cultivos leñosos, durante la parada invernal salvo en naranjo, que se aplicará en febrero y julio. En suelos deficitarios y con elevada capacidad de retención (arcillosos), se aconseja sea aplicado en forma localizada. La riqueza en potasio de un fertilizante se expresa en óxido de potasio (K2O). Si expresamente no se dice lo contrario, siempre que en esta obra aparezca la expresión de una cantidad de potasio, nos referimos a K2O, óxido de potasio.