Venimos padeciendo y todavía padecemos los efectos de las bajas temperaturas. En el caso de las plantas, éstas han desarrollado sistemas para adaptarse a las mismas y los frutales de hoja caduca son uno de los ejemplos más característicos. Los descensos térmicos pueden no obstante acarrear efectos más o menos negativos sobre los cultivos: desde la reducción en la cosecha, a heladas con daños más o menos severos.